Tanto si eres artista, galerista como coleccionista, sabrás que el transporte de obras de arte no es un simple trámite logístico. Cada pieza transportada implica meses (o años) de trabajo, reputación profesional y un vínculo emocional profundo.
Por eso, el transporte de obras de arte representa uno de los mayores desafíos del sector del arte: proteger la pieza es fundamental si se quiere mantener su valor y exclusividad, además de contar con un seguro específico para este tipo de mercancía que nos garantice la cobertura del valor de la pieza en caso de accidente.
Según el Informe sobre el Mercado Mundial del Arte 2024, este sector movió más de 65.000 millones de dólares el último año. Además, el auge de las ventas online ha incrementado la necesidad de servicios logísticos especializados: en 2023, el mercado del arte online representó un 16% de las ventas globales, alcanzando los 13.300 millones de dólares. Un volumen que refleja la importancia de realizar cada envío con la máxima profesionalidad.
Pero, ¿qué hace que el transporte de obras de arte sea tan especial y exigente?
El embalaje es la primera línea de defensa para proteger una obra de arte de las inclemencias del transporte. De hecho, se estima que el 60% de los daños a obras de arte se producen durante las fases de embalaje y transporte, lo que subraya la importancia de contar con soluciones profesionales y adaptadas a cada pieza. No existe una solución estándar: cada pieza necesita un enfoque diseñado a medida.
Algunos ejemplos:
Buenas prácticas recomendadas por el International Council of Museums (ICOM):
Caso real:
Una galería barcelonesa necesitaba enviar tres esculturas de cerámica contemporánea a una feria internacional en Suiza. Las piezas, extremadamente frágiles y de formas irregulares, no permitían embalajes convencionales. Nuestro equipo diseñó contenedores individuales con refuerzos internos, sensores de impacto y control de humedad, garantizando que las esculturas llegaran íntegras y listas para ser exhibidas en el stand de la galería en Art Basel.
Para muchos artistas, el envío es la última etapa de una exposición o venta que ha costado mucho esfuerzo consolidar. Perder una obra o sufrir un daño en tránsito puede implicar más que una pérdida económica: puede afectar su carrera.
Por este motivo, es crucial proteger el valor económico de la obra durante su transporte.
Factores a tener en cuenta:
Recomendación:
Optar por servicios logísticos que ofrezcan protección del valor asegurado integrada en el propio proceso de transporte, sin depender de pólizas externas complicadas. Esta protección debe ser clara, transparente y adaptada a las particularidades y el valor real de la pieza.
Caso real:
Una artista madrileña vendió por primera vez una obra original a un coleccionista en Nueva York. Nos confió el envío completo, incluyendo la gestión del seguro, la documentación aduanera y el transporte puerta a puerta. Le ofrecimos una cobertura adaptada al valor declarado y seguimiento en tiempo real. La obra llegó sin contratiempos y la artista pudo centrarse en su siguiente exposición sin preocuparse por los trámites logísticos.
Recomendación:
En exposiciones internacionales, el seguimiento permite coordinar la llegada de las obras con el montaje de la muestra, optimizando tiempos y recursos.
Una gestión proactiva y con comunicación directa es fundamental para resolver incidencias antes de que se conviertan en problemas.
Las galerías que participan en ferias internacionales o préstamos temporales conocen bien este punto: el retorno de una obra puede ser incluso más delicado que su envío inicial, especialmente si ha sido expuesta al público o manipulada por terceros.
Aquí entra en juego la logística de devoluciones.
¿Cuáles son los principales retos?:
Una gestión eficiente de la logística inversa garantiza que las obras conserven su integridad en todo momento.
Caso real:
Un museo regional español necesitaba coordinar la devolución de varias piezas prestadas a una institución italiana tras una muestra temporal. El reto era doble: organizar el desmontaje y el reembalaje según los criterios de conservación del museo emisor, y gestionar los permisos de retorno con aduanas. MBE coordinó todo el proceso en menos de 72 horas, asegurando que las obras regresaran en perfectas condiciones a su institución de origen.
En MBE sabemos que el arte no se transporta, se acompaña. Cada envío de una obra de arte es una historia: la de quien la creó, la de quien la exhibe o la de quien la colecciona. En Mail Boxes Etc. (MBE), entendemos que detrás de cada pieza hay meses —o años— de trabajo, emociones, decisiones y expectativas. Por eso, no tratamos los envíos como simples paquetes, sino como proyectos únicos que merecen atención, dedicación y mucho cuidado.
Nuestro equipo especializado ofrece soluciones a medida para el transporte de obras de arte: desde el diseño de embalajes específicos hasta la protección del valor asegurado y el seguimiento continuo del envío. Pero más allá de los procesos, lo que nos diferencia es el compromiso personal con cada cliente.
Además, contamos con una cobertura específica para obras de arte. MBE SafeValue incluye una modalidad especializada llamada MBE SafeValue Art, diseñada específicamente para el envío de obras de arte. Esta cobertura garantiza el reembolso de los gastos de restauración y la depreciación de la obra en caso de daño. A diferencia de otros seguros de envío, MBE SafeValue ofrece una cobertura más amplia al incluir no solo el valor de la mercancía, sino también los costes de embalaje y envío.
Ya sea una galería preparando su próxima feria, un artista que envía su primera venta internacional o un museo que organiza una muestra temporal, en MBE nos implicamos como un socio más del proyecto. Cada obra cuenta, y cada cliente también.
➡️ Si quieres saber cómo trabajamos, visita Enviar arte con MBE